miércoles, 24 de agosto de 2016
domingo, 15 de mayo de 2016
Conclusiones del curso “Un nuevo paradigma para la vivienda”.
Se presentan aquí en nueve puntos algunas conclusiones del curso “Un nuevo Paradigma para la Vivienda”, celebrado en La Casa Encendida, de noviembre de 2015 a abril de 2016. Han sido elaboradas desde los planteamientos iniciales del curso y con las aportaciones de los ponentes que han participado en las seis sesiones.
Con este curso no se ha pretendido elaborar una teoría indiscutible, pero sí seguir insistiendo en la necesidad de cambiar las políticas de vivienda. Continuar los razonamientos, las reflexiones que ponen en evidencia los errores en unas prácticas que no han impedido la especulación, ni han recuperado las plusvalías generadas en beneficio de la sociedad y tampoco han aliviado el problema de la vivienda.
I.
El problema de la vivienda se manifiesta en el desajuste entre unas
acuciantes necesidades de alojamiento y una oferta extremadamente cara y
mercantilizada. De la doble dimensión económica y
social de la vivienda, en un sistema con un predominio abrumador de la vivienda
en propiedad hay una total supeditación a las reglas de un mercado fuertemente
especulativo que deja postergados principios como el de la función social de la
propiedad.
II.
La vivienda ha de entenderse como
una porción de espacio urbano, el
derecho a una vivienda digna y adecuada sólo se satisface si se complementa con
el derecho a la ciudad. Una vivienda digna y adecuada en un espacio urbano
de calidad.
III.
El problema de la vivienda
comienza y se agrava por el desarrollismo urbano sujeto a las reglas del
negocio inmobiliario y de la especulación. Hay
que regenerar el Urbanismo como acción política para propiciar un uso racional
y sostenible del territorio a partir de criterios de equidad y de cohesión
social, contrario a la especulación y en defensa del interés general.
IV.
El problema de la vivienda
requiere más y mejor conocimiento
sobre el estado del parque y su utilización y sobre la dinámica de hogares,
pero a nivel local y, siempre, desde la
perspectiva de su carácter social.
V.
Nunca ha existido auténtica política social de vivienda. Las
políticas de vivienda han estado fundamentalmente orientadas a ofrecer
facilidades financieras y fiscales para dinamizar la demanda en favor de una
producción (sectores financiero, inmobiliario y
de la construcción) que ha llegado a ser irracional por excesiva. La política de vivienda ha de desarrollarse
como servicio público en el marco del “Estado social” y al margen del mercado
de vivienda-inversión.
VI.
La desigualdad social es
más la causa que una consecuencia del problema de la vivienda. La preocupación
política y social por el problema de la vivienda se limita a paliar algunos de sus
síntomas más dramáticos, pero no se plantea combatir la causas. Las políticas
de vivienda no ocupan un lugar destacado en los programas sociales de los
partidos políticos. Interesa el stock de vivienda nueva vacía en la medida en
que constituye un problema para el sector financiero.
VII.
Es necesario disponer de una legislación específica de vivienda. Una ley que regulen el derecho subjetivo a una vivienda digna
y adecuada y las obligaciones de los poderes públicos de satisfacer ese derecho, coordinando los muchos aspectos que
confluyen (desde el planeamiento, a la regularización financiera y fiscal de la
vivienda, la función social de la propiedad, la ley hipotecaria, la ley de
propiedad horizontal…)
VIII.
Son necesarios cambios
legislativos y dedicación de los recursos públicos para crear un sistema basado
en nuevas formas de acceso y gestión de la vivienda que garantice el derecho a
una vivienda digna (como servicio público), con actuaciones como:
·
Favorecer la promoción de vivienda
para alquiler a precios asequibles
·
Puesta en uso de viviendas vacías para
alquiler asequible.
·
Primar la
rehabilitación y la regeneración del parque existente frente a la promoción
de vivienda en nuevos desarrollos.
·
Programas de ayudas personales al
alquiler.
·
Garantizar servicios de emergencia habitacional.
IX.
El cambio de modelo no se
conseguirá sin movimientos ciudadanos fuertes y decididos. Ni los agentes
económicos ni los poderes políticos van a acometer las reformas necesarias sin
una fuerte presión social.
lunes, 18 de abril de 2016
COMPETENCIAS MUNICIPALES EN MATERIA DE VIVIENDA
La Ley 27/2013, de 27 de diciembre, de racionalización y
sostenibilidad de la Administración Local, vino a modificar algunos artículos
de la Ley 7/1985, de 2 de abril,
reguladora de las Bases del Régimen Local. Pero la redacción de los apartados 1
y 2.a) del punto Ocho, mantiene literalmente el artículo 25 de la Ley 7/1985.
Es el artículo en el que se recoge la competencia para la “Promoción y gestión de la
vivienda de protección pública” indicando que ha de realizarse “con
criterios de sostenibilidad financiera”:
…
“1. El Municipio, para la gestión
de sus intereses y en el ámbito de sus competencias, puede promover actividades
y prestar los servicios públicos que contribuyan a satisfacer las necesidades y
aspiraciones de la comunidad vecinal
en los términos previstos en este artículo.
2. El Municipio ejercerá en todo
caso como competencias propias, en los términos de la legislación del Estado y
de las Comunidades Autónomas, en las siguientes materias:
a)
Urbanismo:
planeamiento, gestión, ejecución y disciplina urbanística. Protección y gestión
del Patrimonio histórico. Promoción y gestión de la vivienda de protección
pública con criterios de sostenibilidad financiera. Conservación y
rehabilitación de la edificación.”
Se suele justificar la
inactividad municipal en materia de “promoción y gestión de vivienda de
protección pública” por una razonable falta de capacidad. Pero la competencia
que les otorga la ley está vinculada a la responsabilidad de “prestar
los servicios públicos que contribuyan a satisfacer las necesidades y
aspiraciones de la comunidad vecinal”.
Aceptando la falta de capacidad financiera y de gestión de muchos
ayuntamientos para promover vivienda, nada debería impedir otro tipo de actuaciones
dirigidas
a facilitar el derecho a una vivienda digna y adecuada a todos los vecinos. Antes que plantearse la creación de parques públicos de vivienda, los ayuntamientos deberían esforzarse en disponer de servicios sociales capaces de garantizar ese derecho.
Sin necesidad de promover
directamente un parque de vivienda pública, difícil de financiar y de
gestionar, hay otras muchas posibilidades de acometer acciones para garantizar
el derecho a una vivienda digna y adecuada. Todos los ayuntamientos pueden
combatir desde el planeamiento urbanístico las prácticas especuladoras de un
urbanismo desarrollista que contribuye a encarecer la vivienda. El desarrollo
urbanístico, en el caso de que se produzca, debería servir para constituir
patrimonios públicos de suelo con las cesiones previstas por la legislación (ya desde la Ley de 1956). Ello podría enfocarse, por
ejemplo, hacia la cooperación con empresas sin ánimo de lucro, cediendo suelos en derecho de superficie para la
construcción de viviendas en régimen de alquiler social. No puede mantenerse la
perversión que supone vender el patrimonio para financiar actuaciones que, al
margen de su discutible racionalidad territorial, se anteponen injustamente a la
atención de necesidades sociales básicas como la vivienda.
Con las posibilidades
que ofrecen las nuevas tecnologías y los numerosos registros administrativos
existentes, nada debería impedir que cualquier ayuntamiento, por pequeña que
sea su capacidad de gestión, conozca en detalle el parque de vivienda del
municipio, sus características y su utilización. Nada impide actuaciones
dirigidas a movilizar hacia el alquiler social las viviendas deficientes o no
utilizadas.
jueves, 14 de abril de 2016
¿Sigue creciendo el alquiler?
Los datos
de la última “Encuesta Continua de Hogares” (año 2015), publicados por el INE,
reflejan que continúa creciendo la proporción de los hogares cuya vivienda es
alquilada. Se trataría de una buena noticia si estuviésemos ante un proceso de diversificación
de la oferta de vivienda, que eliminase la “obligación” de comprar.
Según el censo de 2001, la
proporción de viviendas principales en alquiler era del 11,4 %. En 2011 el
Censo reflejaba un ligero incremento: 13,5 %. La Encuesta Continua de Hogares
viene reflejando un suave pero constante crecimiento de la proporción de las
viviendas en alquiler que, según el último dato, alcanzaba el 17,5% a mediados de 2015.
Ahora bien, si vemos los hogares que
viven en alquiler según la nacionalidad de las personas que los integran,
resulta que los “exclusivamente españoles” mantienen unas proporciones similares
a la del Censo de 2001, mientras que las proporciones de hogares con otras
nacionalidades se sitúan por encima del 50%.
Que sea mayor la proporción de
inquilinos entre los extranjeros es una circunstancia nada sorprendente, pero
el desglose de los datos supone una importante puntualización sobre la dimensión
real del cambio que se viene anunciando con respecto al incremento de los
hogares que viven en alquiler. Los hogares con extranjeros representan el 11% del total y el 40% de los que viven en alquiler.
Otro aspecto importante, sobre el que la encuesta no da información y sobre el que convendría profundizar, es la relación entre el régimen de tenencia y el nivel de renta de los hogares. Todo hace pensar que, tras estos datos de la población extranjera, hay sobre todo factores de segregación social y espacial que deberán ser corregidos.
Otro aspecto importante, sobre el que la encuesta no da información y sobre el que convendría profundizar, es la relación entre el régimen de tenencia y el nivel de renta de los hogares. Todo hace pensar que, tras estos datos de la población extranjera, hay sobre todo factores de segregación social y espacial que deberán ser corregidos.
martes, 5 de abril de 2016
Entrevista sobre el modelo de desarrollo urbano
Para incrementar su fondo documental y
para la difusión de los cursos que venimos organizando, La Casa Encendida ha
realizado y difunde en las redes esta entrevista realizada el 31 de marzo de 2016.
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