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miércoles, 2 de octubre de 2024

NO HABRÁ SOLUCIÓN SIN UNA OFERTA DE VIVIENDA EN ALQUILER ASEQUIBLE SUFICIENTE

La imposibilidad o las dificultades para satisfacer el derecho a una vivienda digna y adecuada son la principal expresión de lo que se denomina problema de la vivienda y su cronificación y gravedad indican: a) la ineficacia del sistema de provisión de vivienda y b) la necesidad de la actuación subsidiaria del Estado. El funcionamiento del sistema de provisión de vivienda, o sistema residencial, tiene una gran complejidad, está compuesto por un elevado número de actores (poderes públicos, propietarios de suelo, promotores, sistema financiero, inversores, demandantes de vivienda…) y un amplio, variado y dinámico conjunto de factores normativos, sociales, económicos, culturales… con los que interactúan. El sistema residencial debería tener como finalidad facilitar la satisfacción universal del derecho a la vivienda, pero no todos los participantes en el sistema persiguen ese objetivo.  

Después de setenta años de políticas de vivienda y un desarrollo exitoso de un sector inmobiliario muy potente y con un gran peso en la economía, en España hay 26,6 millones de viviendas para 18,7 millones de hogares (1,4 viviendas por hogar) y sin embargo, para amplias capas de la sociedad, es imposible o entraña una gran dificultad disponer de una vivienda.  Es evidente que durante demasiado tiempo ha quedado postergado el objetivo social de garantizar la satisfacción del derecho a disfrutar de una vivienda digna y adecuada. 

Los propietarios de suelo, los promotores inmobiliarios, el sistema financiero, las administraciones en todos sus niveles y todos cuantos obtienen beneficios económicos con la construcción y venta de nuevas viviendas, centran su interés, lógicamente, en dinamizar el mercado y la subida de los precios les conviene. El auge de la construcción se ha consolidado como la más clara evidencia del “desarrollo” y el acceso a la propiedad es seguridad económica y enriquecimiento.

Los hogares demandantes de vivienda en propiedad, aunque sólo busquen satisfacer sus necesidades de alojamiento, al comprar se convierten en inversores y, como todos los propietarios, se sentirán enriquecidos por la revalorización de sus patrimonios. Los arrendadores, dentro de la lógica del sistema, querrán obtener la máxima rentabilidad de su inversión y la evolución de los valores de las viviendas irá marcando también al alza los precios en el mercado de alquiler. Desde el Estado al pequeño ahorrador que compra su vivienda familiar, pasando por los diferentes agentes económicos, todos se van a ver beneficiados con el aumento de valor del patrimonio inmobiliario. En consecuencia, no cabe esperar que abaratar el mercado pueda ser un objetivo interesante para los participantes en el actual el sistema de provisión de vivienda.

Sólo están realmente a favor de que bajen los precios quienes necesitan alquilar.  La principal carencia del sistema residencial español es la insuficiente oferta de vivienda en alquiler a precios asequibles, que es la consecuencia de las políticas de vivienda aplicadas durante decenios. No será posible alcanzar ese objetivo dentro de unas estructuras pensadas para conseguir una permanente revalorización de los activos inmobiliarios.  Quienes necesitan alquilar, ante la práctica inexistencia de vivienda pública en alquiler, se enfrentan a un mercado libre con una oferta muy atomizada y no profesional, propensa a la escasez y a las subidas de precios, agravadas por la “inseguridad jurídica” y el “acoso” normativo que “sienten” los propietarios, en un contexto poco transparente. 

Se comete un grave error de diagnóstico al considerar que la carestía del alquiler se debe exclusivamente a unas excesivas exigencias de renta por parte de los arrendadores. Falta voluntad política para afrontar el necesario cambio de estructuras, profundo y amplio, para concitar intereses en favor del objetivo, no atendido hasta ahora, de conseguir, al margen del mercado, una oferta de vivienda asequible y suficientemente amplia, capaz de atender las necesidades de alojamiento de una sociedad muy diferente y diversa.


OTROS TEXTOS SOBRE EL TEMA

jueves, 16 de marzo de 2023

¿DE QUÉ PROBLEMA DE LA VIVIENDA HABLAMOS?

Las subidas de los precios de bienes de primera necesidad tienen per se una valoración social negativa porque dificulta, cuando no impide, la satisfacción de derechos básicos. 

Tal es el caso del encarecimiento de la vivienda, que obliga a los hogares a hacer un esfuerzo económico excesivo o incluso les impide disfrutar de una vivienda por carecer de la renta suficiente. La persistencia de esta situación hace que, para buena parte de la opinión pública, el problema de la vivienda se reduzca a su encarecimiento y que se llegue a la conclusión de que la solución está en la regulación normativa de los precios del alquiler. 

Con ese razonamiento excesivamente simplificador no se tiene en cuenta que el desajuste puede deberse también a un mercado de empleo precario y bajas remuneraciones. Pero, sobre todo, se ignora la complejidad de las formas en que los distintos tipos de hogares afrontan el mercado de la vivienda y las diferentes consecuencias que para cada uno puede acarrear la elevación de los precios.   

Hay un grupo de hogares a los que su nivel de renta no les permite pagar un alquiler y que tampoco encuentran respuesta en una inexistente oferta de viviendas sociales asequibles. Quizás no sea el grupo más numeroso, pero sí es el que padece el problema en términos de imposibilidad absoluta y el que, por tanto, ha de tener toda la atención de las políticas públicas. Está integrado por hogares en situación de exclusión, los jóvenes que querrían emanciparse y los hogares resultantes de separaciones o divorcios, entre otros.

Otro grupo diferente y más transversal es el de los hogares que, disponiendo ya de una vivienda alquilada, tienen que dedicar mas de una tercera parte de los ingresos a pagar el alquiler. El problema se agrava en la medida en que por ello disminuye su capacidad económica para satisfacer otras necesidades básicas. 

Un tercer grupo en posición radicalmente distinta es el de los hogares que compran la vivienda y tienen que hacer frente a los pagos de una hipoteca.  En este caso el problema se gradúa también en proporción al porcentaje de la renta que hay que dedicar al pago de la hipoteca. Aunque siga estando de fondo el esfuerzo económico para disponer de una vivienda, es muy diferente la valoración que estos hogares hacen de la evolución de los precios.  porque cuando se compra la vivienda para dar respuesta a las necesidades de alojamiento se está efectuando, también, una inversión y consolidando unos ahorros. En estos casos, por grande y dilatado que sea el esfuerzo económico, las subidas de precios de las viviendas son positivamente valoradas, pues contribuyen al aumento del valor del patrimonio familiar resultante de esa inversión. 

Este grupo, junto con el de los que ya tienen totalmente pagada su vivienda, suponen más de tres cuarta partes del total de los hogares y no es razonable pensar que esos propietarios puedan desear una contención de los precios, con efectos negativos sobre la revalorización de su inversión y su patrimonio. 

Insistiendo en la complejidad del mercado, hay que significar que los precios de venta y de alquiler están interrelacionados y que del encarecimiento salen beneficiados, además de los propietarios de viviendas, otros muchos agentes: los propietarios de suelo, los bancos, los promotores inmobiliarios, las haciendas locales, los notarios, los registradores, los API, y todos los que aumentan sus ingresos proporcionalmente al precio de la vivienda.

Por todo ello, las políticas activas para atajar el auténtico problema de la vivienda deberán centrarse en crear, fundamentalmente a partir del parque residencial existente, una oferta suficiente de viviendas reguladas, cedidas en alquiler y adecuadas a las necesidades y a las capacidades de renta de los hogares. Sólo por esa vía, aunque sea muy exigente y lenta, será posible avanzar para hacer efectivo el derecho a disponer de una vivienda. Centrarse en la limitación de los precios del alquiler en un mercado libre y de intereses contrapuestos, es confundir los deseos con la realidad


martes, 14 de junio de 2022

¿ES LA ESCASEZ DE SUELO LA CAUSA DEL PROBLEMA DE LA VIVIENDA EN MADRID?

Hay que insistir, antes que nada, en que nos falta la información estadística y el análisis necesaria para poder diagnosticar correctamente y con detalle los problemas de la vivienda en Madrid. Sólo así se puede explicar que se siga defendiendo que el problema estriba en que la escasez de suelo encarece la vivienda y que la solución está en desarrollar más suelo edificable. Se argumenta que, dado que el coste del suelo es un componente muy importante del precio final de las viviendas, al aumentar la oferta de suelo edificable, bajarán los precios. Para quienes tienen intereses económicos en el sector inmobiliario este argumento es irrebatible: pura lógica del funcionamiento del mercado. Pero la historia permite constatar que no es así, ¿o es que ya se han olvidado los efectos del exceso de oferta generado durante la burbuja vivida hace poco más de diez años? 

A modo de recordatorio: con la Ley del Suelo de 1998 se pretendía terminar con la escasez de suelo edificable para abaratar el precio de la vivienda (fue conocida como la ley del todo urbanizable). Unos años antes, con idénticos argumentos liberalizadores a ultranza, el Plan General de Ordenación Urbana de Madrid de 1997 ya había incorporado esos principios y los había llevado a la práctica al aprobar los famosos PAUs. Se dijo entonces que se iba a terminar con la escasez de suelo provocada por la rigidez del Plan de 1985, que estaba coartando el desarrollo de la ciudad y provocando el encarecimiento de la vivienda. Los PAUs, que permitían la construcción de 75.000 nuevas viviendas, suponían un enorme aumento de la oferta que abarataría la vivienda para que los jóvenes madrileños no tuviesen que “emigrar a los municipios de la periferia metropolitana”.

Lo que vino después fue la gran burbuja inmobiliaria. Se consiguió un exceso de oferta de vivienda y se produjo un encarecimiento de los precios como no se había conocido. En un proceso solo guiado por la especulación, los solares de los PAUs cambiaban varias veces de propietarios, multiplicando sus precios antes de que se hubiese construido nada en ellos y, paralelamente, subían casi exponencialmente los precios de las viviendas. El comprador de la vivienda no se interesaba por analizar costes ni si el precio era excesivo; su interés estaba en la mayor revalorización posible.

Es un hecho constatable que los precios a los que se puede vender la vivienda los determina el mercado y es a partir de ahí cuando el propietario fija el precio del suelo. ¿Por qué un propietario de suelo habría de conformarse con un precio inferior al que le pueda pagar el promotor inmobiliario tras conocer cuánto están dispuestos a pagar los compradores por las viviendas que se van a construir? Esta es otra interpretación de la relación causal entre el precio del suelo y el de la vivienda, pero a diferencia de la primera está constatada por la historia.

Las dos explicaciones son excesivamente esquemáticas pues hablamos de mercados tan complejos como poco transparentes, muy dependientes de las condiciones de financiación y propicios a la especulación. Es necesario, también, tener en cuenta que tanto el suelo como la vivienda son bienes de oferta poco elástica, muy diferenciados por su localización -lo que puede hacer que sean escasos- y que el auge de la ciudad los revaloriza. 

¿Cuándo se entenderá que limitar el debate a la escasez de suelo edificable y su precio no es el camino para encontrar soluciones al precio de la vivienda?

¿Cuándo se aceptará que en una ciudad como Madrid, el derecho universal a una vivienda digna, adecuada y a precios asequibles nunca podrá alcanzarse solamente a través del mercado? 

¿A qué habrá que esperar para que, mediante la colaboración público-privada, se inicien políticas estables para crear una oferta suficiente de viviendas en alquiler, adecuada a las diversas necesidades por tipos de hogares, niveles de renta y ámbitos?


viernes, 13 de diciembre de 2019

"CIUDADES EN VENTA"

Recomendamos el libro 

“Ciudades en venta. Estrategias financieras y nuevo ciclo inmobiliario en España” 
de Ricardo Méndez Gutiérrez del Valle

Editado en la colección Desarrollo Territorial por  Publicacions de la Universitat de València.

"El libro analiza la evolución de la actividad inmobiliaria en España durante el último cuarto de siglo prestando especial atención a las estrategias de los actores financieros, que son esenciales para comprender estos procesos. Sus principales novedades son el estudio pormenorizado de este nuevo ciclo y sus fuertes contrastes territoriales a diferentes escalas, así como las estrategias de los nuevos operadores financieros que compiten con los tradicionales por repartirse el negocio urbano, lo que acentúa el proceso de mercantilización de la ciudad."



domingo, 10 de marzo de 2019

LA APROPIACIÓN DEL ESPACIO RESIDENCIAL: TURISTIFICACIÓN Y GENTRIFICACIÓN

21 DE MARZO DE 2019, A LAS 19:00

TERCERA SESIÓN DEL CURSO 
DIÁLOGOS SOBRE CONFLICTOS URBANOS

en La casa Encendida, Ronda de Valencia 1
Sala Audiovisual, planta -1 

Entrada libre hasta completar aforo


LA APROPIACIÓN DEL ESPACIO RESIDENCIAL: TURISTIFICACIÓN Y GENTRIFICACIÓN 

La ciudad experimenta constantes transformaciones y el espacio urbano es ocupado de acuerdo con las leyes del mercado. Sin un planeamiento urbanístico que aplique criterios de racionalidad y de defensa del interés general frente a los intereses privados, se producen disfuncionalidades y procesos de exclusión. La diversidad y la heterogeneidad son virtudes fundamentales de la ciudad, pero a su vez demandan medidas que, regulando los usos del espacio urbano, corrijan los desequilibrios y favorezcan la cohesión social.
La “gentrificación” o la “turistificación” son algunas de las formas actuales de los procesos de segregación y diferenciación social y económica del espacio, que tienden a producir ámbitos excluyentes y desequilibrios territoriales, pero más allá de la descripción de sus efectos y de las propuestas de medidas paliativas, es conveniente centrar la atención en combatir las causas que las generan. 
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Moderará la sesión JULIO VINUESA ANGULO


Participarán:

GAIA REDAELLI
Doctora arquitecta por el Politecnico de Milán, desde 2003 vive y trabaja entre Córdoba y Milán. Miembro del Grupo de Investigación “Ciudad, Arquitectura y Patrimonio Contemporáneos” de la Universidad de Sevilla. Es docente en varios master internacionales. Directora General de Rehabilitación y Arquitectura de la Consejería de Fomento y Vivienda de la Junta de Andalucía (2012-2015). Es impulsora del programa "La ciudad amable" con acciones de formación, creación y difusión sobre espacio público (best practice ONU-Habitat 2014 y finalista BEAU 2016). Es impulsora, co-fundadora y Presidenta de PAX – Patios de la Axerquía, estrategia de reactivación urbana y reutilización de casas-patio con procesos cooperativos como medida anti-gentrificación en el casco histórico de Córdoba. En 2018 realiza un estudio para el Ayuntamiento de Barcelona sobre políticas anti-gentrificación en ciudades europeas. Su obra ha recibido varios premios internacionales y ha sido publicada en revista de prestigio como Abitare, Domus, Casabella. es autora de multitud de libros y artículos en revistas científicas.


PEDRO BRAVO 
Periodista y escritor. Escribe en Eldiario.es y otros medios sobre cuestiones urbanas y forma parte de una cooperativa dedicada a la comunicación de asuntos sociales y medioambientales llamada Soulandia. Además de una novela: “La opción B” (Temas de Hoy, 2012)), ha escrito un ensayo sobre los beneficios del uso de la bicicleta en las ciudades “Biciosos” (Debate, 2014) y acaba de publicar “Exceso de equipaje” (Debate, 2018), un libro que se pregunta sobre las causas y consecuencias del crecimiento turístico en todo el mundo.





DANIEL SORANDO

Doctor en Sociología por la Universidad Complutense de Madrid, donde es profesor asociado del Departamento de Sociología Aplicada. Sus temas de investigación son la desigualdad social en las ciudades contemporáneas, la segregación residencial y los procesos de gentrificación. Coautor del libro "First we take Manhattan. La destrucción creativa de las ciudades", que aborda de forma integral el fenómeno de la gentrificación, así como de diversos artículos científicos y capítulos de libro. Además, ha trabajado para diferentes administraciones públicas en el estudio de la situación social de las personas jóvenes. 

viernes, 7 de septiembre de 2018

LA APROPIACIÓN DEL ESPACIO RESIDENCIAL POR LA TURISTIFICACIÓN

La atención de los poderes públicos a la turistificación, como proceso de transformación urbana que pone en riesgo el derecho de todos a la ciudad, antes de intentar paliar algunos de sus síntomas más llamativos, deberá centrarse en corregir las deficiencias del Urbanismo (actuación pública que debería aportar racionalidad en defensa del interés general).



En el Blog Seres Urbanos he publicado un texto escrito a este respecto. 



La apropiación del espacio residencial será también el título de una de las sesiones de nuestro próximo curso en La Casa Encendida de Madrid, que dedicaremos a dialogar sobre “conflictos urbanos” actuales y en el que intervendrán Beatriz Toribio Rodríguez, Gaia Redaelli y Pedro Bravo.

domingo, 5 de marzo de 2017

La opacidad sobre la vivienda ¿Para cuando mas transparencia?

En numerosas ocasiones hemos denunciado las tradicionales deficiencias de las estadísticas sobre vivienda, especialmente de la falta de información sobre las viviendas que integran los patrimonios públicos. Hemos denunciado también la sorprendente naturalidad con que los medios publican datos inverosímiles, sin preguntarse por las contradicciones y las inconsistencias, sin cuestionarse la más que dudosa fiabilidad de unas fuentes generalmente creadas para trasmitir mensajes interesados.

Real Estate Press, grupo editorial decano de la información inmobiliaria, ha publicado el pasado 24 de enero de 2014 un artículo que titula: 

“LA ABUNDANCIA DE DATOS Y PRONÓSTICOS SOBRE EL 
MERCADO INMOBILIARIO CREAN GRAN CONFUSIÓN”

Prácticamente no hay empresa de servicios inmobiliarios, ni portal inmobiliario que no lance al mercado periódicamente la variación que experimenta el precio de la vivienda, según sus datos. 

El artículo lamenta que hay diferencias importantes e incomprensibles entre los datos de los notarios con la Estadística Registral Inmobiliaria del Colegio de Registradores, ni con las Estadística de Transmisiones de Derechos de la Propiedad (ETDP) del INE. “no es de extrañar que nadie sepa a ciencia cierta el volumen de stock de viviendas nuevas sin vender y, mucho menos donde se encuentran. Sin embargo, todo el mundo da por hecho que está disminuyendo”. (ver noticia completa)

Como hemos denunciado en anteriores ocasiones, la falta de información y el confusionismo, son consecuencia de la falta de voluntad política de las diferentes administraciones públicas y benefician claramente a quienes tratan de controlar el mercado en su beneficio. Los perjudicados son sin duda los ciudadanos y su derecho a disfrutar de una vivienda digna. 

A vueltas con los precios de la vivienda

esta nota fue publicada en territoriosostenible2011 el 17 de enero de 2013 

La reiteración de notas de prensa sobre la bajada de los precios de la vivienda, sobre la dimensión del stock sin vender o sobre las declaraciones de la Ministra de Fomento anunciando una decidida política a favor del alquiler, vienen siendo casi una constante en la prensa durante los últimos meses.

Aunque sea cuestionable la fiabilidad de la información, es una evidencia constatable el descenso de los precios de la vivienda y que el “abaratamiento” es muy desigual según las zonas (ver estudios de precios del Ministerio de Fomento y de idealista.com). 

También es una evidencia que no se sabe cuántas viviendas hay sin vender y menos aún cuantas viviendas vacías están en el mercado a la espera de comprador o de inquilino. Es un hecho que contribuye a la escasa transparencia del mercado y que sin duda beneficia a la oferta y perjudica a quienes necesitan una vivienda. El stock actual es necesariamente mayor de lo que interesadamente se difunde ya que el exceso de oferta es uno de los principales causantes del descenso de los precios. Hay que insistir en que hablar, como siempre se hace, del stock y de la demanda a nivel nacional es una simplificación excesiva. Es clamorosa la falta de información y de conocimiento sobre el parque de viviendas y sobre los flujos de hogares, tal como ya hemos denunciado en repetidas ocasiones en este blog y en el blog territoriosostenible2011.

A partir de las últimas proyecciones de población del INE (4/12/2012), cabe estimar que los saldos netos de hogares (básicamente, diferencia entre los que se crean por emancipación y los que desaparecen por extinción) entre 2012 y 2022, estarán en torno a los 700.000 hogares, unos 90.000 anuales durante el primer quinquenio y unos 50.000 en cada uno de los cinco años siguientes. El efecto incorregible de la  “inercia” de la estructura de la pirámide de edad está detrás de una fuerte tendencia decreciente. 

Sin entrar en detalles territoriales –hay zonas con mayores concentraciones de oferta o de demanda - cabe decir que con la oferta existente (viviendas construidas sin vender, más el stock preexistente de viviendas vacías utilizables: en total unos cinco millones) habría ya viviendas construidas para atender las necesidades de los nuevos hogares al menos durante los dos próximos decenios. El stock actual de viviendas disponibles va a evolucionar de forma muy desigual por zonas y tipologías y, sobre todo, de su localización, pero en todo caso debería conducir a la redimensión y reconversión del sector inmobiliario y de las “políticas de vivienda”. 

En todo caso, para asegurar el derecho a un alojamiento digno es imprescindible que exista una oferta asequible, variada y adecuada de vivienda en alquiler y, por obvio que parezca, es necesario tener en cuenta que la localización es uno de los principales factores diferenciadores a la hora de satisfacer las necesidades de alojamiento de un hogar. 

Las frecuentes declaraciones oficiales sobre políticas en favor del alquiler y de la rehabilitación no son una novedad. Basta con mirar los enunciados de los cuatro o cinco últimos Planes Estatales o Regionales de Vivienda, o los programas de las diferentes formaciones políticas para las elecciones habidas en los últimos quince o veinte años. Tampoco es nuevo que, mientras se proclaman el apoyo a las ayudas al alquiler, algunos gobiernos regionales como el de la Comunidad de Madrid se afanan en vender las viviendas del IVIMA a sus inquilinos. 

Sí son una novedad la restricción de ayudas a la vivienda protegida en venta y la retirada del tratamiento fiscal favorable a la compra, que no era más que una forma de “animar” el mercado, con repercusión inflacionista sobre los precios. 


Hace ya varios decenios que en España no hay escasez absoluta de viviendas, hay muchas más viviendas que hogares y sin embargo se sigue vinculando la política de vivienda con el apoyo al sector inmobiliario y a la industria de la construcción. ¿Por qué apoyar a unos sectores económicos sobredimensionados y que han obtenido extraordinarios beneficios? ¿Por su peso en la economía nacional y por la consiguiente concentración de poder que acumulan? ¿Cómo hay que valorar las recientes declaraciones del ministro Luis de Guindos? Cuando afirma: “El crédito debe volver a fluir para quienes se lo merecen, no para los inmobiliarios".

El problema de la vivienda en España exige que la política de vivienda se centre en la creación y el desarrollo de un parque de vivienda social en alquiler (no tiene por qué ser exclusivamente público), como existe en la mayor parte de los países europeos, que sirva para resolver las necesidades de vivienda-alojamiento de al menos un 15% de los hogares. La vivienda digna y adecuada para la población inmigrante por motivos de trabajo es un tema pendiente y con una enorme potencialidad de generar conflictos sociales. Las políticas de apoyo al alquiler, que garanticen unas condiciones dignas de alojamiento y eviten la formación de guetos, son prioritarias y urgentes. Nada tiene que ver esta propuesta con la constitución de un fondo social de viviendas “destinadas a ofrecer cobertura a aquellas personas que hayan sido desalojadas de su vivienda habitual por el impago de un préstamo hipotecario”. La Política de Vivienda debe dejar de ver el alquiler como algo específico de situaciones de exclusión o de extrema debilidad económica. 

Las políticas de apoyo a la rehabilitación son otra prioridad. Por una parte, como alternativa a la expansión urbana, que ha supuesto unos “consumos” innecesarios de territorio. Por otra parte, porque la rehabilitación de viviendas es un componente fundamental de la necesaria regeneración y revalorización (no debe entenderse sólo en su acepción económica) de los espacios centrales de nuestras ciudades y del parque inmobiliario en general. 


La construcción de muchas más viviendas de las necesarias no ha sido un error de sobreestimación de la demanda de viviendas para alojamiento de un hogar. Muchos se tomaron al píe de la letra que todo era urbanizable y, lo que es peor, que todo debía ser urbanizado y construido cuanto antes. Ha sido un proceso coherente con el modelo económico, con la excesiva importancia de la actividad inmobiliaria y de la construcción en el PIB, con su relevancia en la financiación de las haciendas locales y regionales y en las expectativas de enriquecimiento para las economías familiares. Es muy conveniente leer algunos artículos (Eugenio Burriel, 2008), y (Onofre Rullán, 2007) que han explicado “la burbuja” desde una perspectiva territorial y no exclusivamente económica. 

Todo el mundo veía en la vivienda una magnifica oportunidad de inversión, favorecida por las facilidades de financiación, sin querer detenerse a pensar en la insostenibilidad del proceso. Todos estaban absolutamente centrados en las fuertes plusvalías del momento, comenzando por las administraciones públicas, deslumbradas por la capacidad de financiación que proporcionaba el “desarrollo” urbano. La construcción de viviendas ha respondido al impulso generado por las expectativas de obtener enormes plusvalías en el proceso de clasificar y calificar suelo, especular con el suelo, urbanizar, construir, vender/comprar viviendas como “activo económico” con fuertes revalorizaciones en un contexto de fácil financiación. (Pueden consultarse nuestros vídeos de algunas de las sesiones de anteriores curso en La Casa Encendida:  "¿Cuántas más viviendas mejor?" y “Los excesos territoriales del modelo de desarrollo urbano español"

Pero el exceso de viviendas, con graves consecuencias económicas en el presente y territoriales también para el futuro, no aminora los problemas de alojamiento para una proporción muy importante de hogares. La explosión de la “burbuja” debería servir para una reconsideración del planeamiento urbano a escala local y regional. Para que además de dar respaldo legal a las expectativas de crecimiento garantice racionalidad territorial al dimensionar el desarrollo residencial de acuerdo con las auténticas necesidades de alojamientos. 

El Planeamiento Urbanístico municipal viene sirviendo para dar respaldo técnico y legal a unas previsiones de crecimiento a todas luces inverosímiles cuando se totalizan. El Planeamiento, promovido y apoyado por todo tipo de Ayuntamientos y Gobiernos Regionales, da respaldo legal para construir en España viviendas que podrían alojar a una población dos o tres veces mayor que la actualmente existente, cuando todo indica, desde hace quinquenios, que la población española está en una fase estacionaria, sin crecimiento. Reiteramos por último, que no basta con denunciar la corrupción urbanística; hay que comenzar por erradicar la corrupción del Urbanismo.

viernes, 3 de marzo de 2017

El Ayuntamiento de Madrid ya no venderá las viviendas públicas.



En la presentación del Plan Plan Municipal de Vivienda Nueva 2016-2019, se afirma que "Tanto las viviendas con las que cuenta la EMVS en su patrimonio, como las 4.000 que se construirán serán destinadas única y exclusivamente a alquiler y en ningún caso a la venta".

Se señala que la venta ha quedado "eliminada  con la llegada del nuevo Gobierno municipal para preservar el patrimonio, gravemente mermado por la venta a los fondos de inversión en la anterior legislatura".

Siempre hemos defendido la no venta de patrimonio público, especialmente de las viviendas. No voy a valorar aquí la venta a fondos de inversión, pero sí convendría reflexionar sobre las similitudes profundas con lo que sistemáticamente se ha venido haciendo con la vivienda pública o construida con fondos públicos. 

Hace tiempo que venimos proponiendo  un cambio de modelo que “saque” a la vivienda protegida del mercado.
"Es preciso sacar la vivienda social del mercado inmobiliario  
No es razonable, que una ayuda pública supuestamente dirigida a dar satisfacción al derecho de universal a disfrutar de una vivienda, se convierta en la práctica en la enajenación de patrimonio público y en la trasferencia de plusvalías hacia manos privadas en el ámbito del mercado. El uso y la valoración actual en el mercado de las viviendas construidas con ayudas públicas en los últimos cincuenta años invita a reflexionar sobre la magnitud y el destino de las plusvalías producidas y la validez del modelo de venta. Muy distinto sería el panorama actual si al menos una parte sustancial de esas viviendas, en lugar de haber sido vendidas, estuviesen integradas en patrimonios públicos de vivienda en alquiler, o sólo hubiesen sido cedidas en derecho de superficie, o si, al menos, se hubiese ejercido un control eficaz sobre las trasmisiones posteriores.  
Hay que terminar con la confusión de que la única vía para satisfacer las necesidades de alojamiento es la compra de una vivienda y corregir la incongruencia que supone que la venta de una vivienda protegida de lugar, de forma sistemática, a la apropiación privada de las plusvalías generadas con el esfuerzo público. Debería establecerse como objetivo la no enajenación de viviendas construidas con algún tipo de ayuda pública y, de forma transitoria, controlar los procesos de descalificación alargando progresivamente los plazos."  Vinuesa,J; de la Riva, JM. y Palacios, A. (2009) "Políticas de vivienda y urbanismo" Ciudad y Territorio : Estudios Territoriales. nº 161-162, p. 505-520
La proporción de viviendas protegidas en alquiler sigue siendo puramente testimonial, todavía son solo una solución de emergencia para casos extremos. Hasta que la oferta de vivienda en alquiler no alcance proporciones similares a las de otros países europeos y sea capaz de atender las diversas necesidades de alojamiento  en todas las zonas de la ciudad, la sociedad seguirá sufriendo grandes dificultades para satisfacer el derecho a un alojamiento digno y adecuado, imposible en un mercado inmobiliario de compra-venta caracterizado por una especulación irreductible.  

La dimensión territorial de la crisis de la vivienda y el despilfarro inmobiliario residencial



Texto completo

sábado, 31 de diciembre de 2016

DECLARACIÓN DE CÓRDOBA



Lamentablemente no pude asistir al I Foro de Vivienda y Ciudad. Necesidades habitacionales, Rehabilitación Urbana e Innovación Social celebrado en Córdoba los días 17 y 18 de noviembre de 2016, pero Gaia Redaelli  me ha enviado el enlace que me permite  leer y difundir  la excelente Declaración allí aprobada.





Con sumo gusto colaboro desde aquí para difundir esta “DECLARACIÓN DE CÓRDOBA” con la que estoy plenamente de acuerdo.

Cada vez somos más los que defendemos los principios que se proclaman con este documento. También nos sumamos a la LLAMADA “a la sociedad organizada, a sectores profesionales, de la investigación y administraciones a hacer suya esta declaración, suscribiéndola, extendiéndola y enriqueciéndola.”