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domingo, 10 de agosto de 2025

EL FUTURO DEMOGRÁFICO DE MADRID ES INDISOCIABLE DEL DE SU REGIÓN FUNCIONAL.


Desde mediados del siglo pasado existen evidencias urbanísticas que señalan a Madrid como el centro dinamizador de una región metropolitana en desarrollo. La aprobación, en 1964, del Plan General de Ordenación Urbana de Madrid y su Alfoz consolidó la idea, ya expuesta en el Plan de 1946, de que el fenómeno urbano de Madrid trascendía los límites municipales. El reconocimiento del territorio metropolitano fue respaldado en 1968 con la creación de la Comisión de Planeamiento y Coordinación del Área Metropolitana de Madrid (COPLACO), órgano encargado de planificar y coordinar una amplia veintena de municipios, que experimentaban fortísimos crecimientos residenciales y demográficos debidos al efecto expansivo del desarrollo metropolitano de Madrid.

 

Durante la década de 1970 se conceptualizó la existencia de una “región centro”, integrada por la provincia de Madrid y sus cinco provincias colindantes, que progresivamente se va conformando como una gran área funcional. La reorganización territorial en la Constitución de 1978 y la creación de las Comunidades Autónomas supuso la desaparición de COPLACO, limitando oficialmente la “región funcional” de Madrid a sus límites provinciales, establecidos en 1833 por Francisco Javier de Burgos.

Pero el desarrollo metropolitano en torno a Madrid no se ha detenido y la dinámica geodemográfica ejerce desde el principio un marcado protagonismo. La estructura regional se ha visto transformada por la redistribución espacial de la población, con sucesivos desplazamientos centrípetos y centrifugos, que dan lugar a “poblaciones municipales” con elevados ritmos de crecimiento y notables desequilibrios en sus composiciones por edades y rentas

Sin embargo, estos procesos geodemográficos han recibido escasa atención, especialmente en lo concerniente a sus implicaciones sobre la organización económica y social del espacio, la movilidad, el acceso a los servicios y a la vivienda… en un área funcional cuya evaluación no debería restringirse a los límites municipales. Cualquier diagnóstico sobre el futuro de Madrid exige mirar más allá del ámbito municipal; no se puede olvidar que es el centro generador de un espacio regional metropolitano muy dinámico. Algunos aspectos de la dinámica demográfica sólo pueden explicarse en el contexto de ese territorio regional que confiere cierto carácter unitario a la población que en él reside.


jueves, 12 de junio de 2025

¿SON NECESARIAS POLITICAS NATALISTAS EFICACES?


Tras observar la evolución descendente de la fecundidad desde hace ya 50 años, es oportuno preguntarse: ¿Cuáles son las principales causas de que la población española lleve decenios batiendo récords de baja fecundidad ¿Refleja alguna situación o característica especial las mujeres españolas frente a la procreación?

¿Qué consecuencias puede tener la persistencia de esa baja natalidad? ¿Realmente estamos ante un problema demográfico? ¿Pueden las migraciones compensar los efectos de la baja natalidad? ¿Es necesario intensificar las políticas natalistas?




lunes, 14 de abril de 2025

LAS MIGRACIONES: ¿AMENAZA O NECESIDAD?

La población española ha vivido y vive procesos demográficos de una gran relevancia social y económica: la longevidad, los cambios en los hogares y su relación con el sistema de provisión de vivienda, la distribución espacial, las migraciones o la contracción de la natalidad. 

A pesar del protagonismo de la dinámica demográfica en la evolución social, económica, incluso política, es una evidencia que no se le ha prestado, ni se le presta, la atención que requiere el estudio de estos procesos, para profundizar en su conocimiento, para hacer diagnósticos correctos y, en su caso, proponer medidas que sirvan para modificar tendencias que se considere que deben ser corregidas. 

Cuando, como ocurre en la actualidad, parece prestársele mayor atención a las migraciones ocurre que el fenómeno interesa a los medios de comunicación como recurso para alarmar a la audiencia, y que las fuerzas políticas lo incluyen en sus agendas, no para aplicar remedios sino para utilizarlo en confrontaciones inútiles y, sobre todo, perniciosas. 

El martes 22 de abril (18:00 hora) en la Real Sociedad Geográfica dialogaremos con el profesor Joaquín Recaño  sobre la migración como amenaza, como necesidad y como una gran oportunidad. Los grandes retos del control y la integración exigen afrontar con urgencia y con rigor un proceso que inevitablemente va a condicionar el futuro de España. 




(Ver video de la sesión)

viernes, 11 de abril de 2025

ALGUNAS OBVIEDADES SOBRE LA INMIGRACIÓN.

Las migraciones se han convertido en un factor clave en la evolución de la población española y los nacidos en otros países ganan presencia en la sociedad y en las agendas políticas. No se ha prestado suficiente atención a la dinámica demográfica y ahora se convierte a los inmigrantes en protagonistas de estériles disputas partidistas. Es un escenario plagado de tópicos, poco propicio para afrontar un ineludible proceso global, incierto y complejo, difícil y necesario. 

Las personas que llegan a España emigran ante la necesidad de mejorar sus condiciones de vida y la intensidad de los flujos recibidos dependerá del grado de satisfacción que esperan alcanzar y de las dificultades propias del traslado.  En el mundo actual la difusión de información hace más visibles las desigualdades entre países y alimentan los deseos de prosperar entre los más audaces de las regiones menos favorecidas. A la vez, las facilidades para la movilidad aminoran las distancias y hacen mas permeables las fronteras. Se dan las condiciones suficientes para que se intensifiquen las tensiones migratorias a nivel global. Es razonable aceptar que va a mejorar la movilidad y que el poder de atracción de España se mantendrá en el futuro, aunque la incertidumbre sobre las motivaciones en los países de origen no permita hacer proyecciones fiables. 

España se ha incorporado recientemente al grupo de los destinos deseados globalmente. Los que llegan vienen de orígenes y por motivos diversos: los mas tratan de escapar de la pobreza, buscando una forma de ganarse la vida y prosperar; algunos huyen de la inestabilidad política y de las situaciones de inseguridad, que incluso amenazan la propia vida; otros simplemente buscan acceder a un sistema educativo y de salud de mayor calidad; en muchos casos el motivo es el reagrupamiento familiar. Para algunos España es el destino final mientras que para otros simplemente es un lugar de paso.  Los más llegan en avión, un viaje fácil y seguro. A otros la necesidad de huir los lleva a arriesgar sus vidas para llegar a las costas españolas camino de Europa. 

También son muy diversos los orígenes de quienes han elegido España para encontrar mejores oportunidades: hay flujos importantes desde Sudamérica, África, Europa del Este y Asia. La variedad de procedencias aporta enriquecimiento pero añade dificultades en los procesos de integración, no tanto en el caso de los naturales de países hispanoamericanos, que comparten la lengua y ciertos rasgos culturales, como cuando se trata de los originarios de países africanos y asiáticos. 

Para la integración de los inmigrantes son necesarias medidas eficaces para su adecuada incorporación al sistema productivo. Su aportación es imprescindible para compensar la progresiva pérdida de capacidad de reemplazo generacional y el crecimiento de la población mayor. La integración bien gestionada sería beneficiosa para los derechos de los migrantes, pero también para la economía y para el conjunto de la sociedad.

La inmigración irregular y descontrolada, si se mantiene en el tiempo, se hace inasumible para cualquier sociedad receptora pues lleva inevitablemente a sobrepasar sus capacidades de acogida. La proliferación de las situaciones de ilegalidad deriva en mas barreras para el acceso de los inmigrantes a los servicios básicos y deteriora sus oportunidades laborales. La no integración y la exclusión social alienta las actitudes xenófobas, con el consiguiente deterioro de la cohesión social y la conflictividad, con el riesgo evidente de que los problemas se agraven y se cronifiquen.

Tenemos normativas y competencias a distintos niveles:  Dentro del marco establecido por el Pacto de la UE sobre Migración y Asilo, son competencia estatal la regulación de los flujos de entrada y la normativa para establecerse en España. A las administraciones autonómicas y municipales les compete garantizar a todos los residentes, al margen de su procedencia o nacionalidad, la satisfacción de los derechos humanos. A la vista de la situación, parece obvio que las administraciones no están actuando con eficacia en el control de la inmigración ni en la integración de los inmigrantes. 

Como país receptor tenemos que hacer frente a los muchos retos que plantea un proceso migratorio global, del que depende nuestro futuro y, sin embargo, parece que no vamos mas allá de confrontar interpretaciones sesgadas de algunas obviedades: necesitamos migrantes para solventar las debilidades de una sociedad envejecida, pero no podemos controlar las llegadas, se descuida la integración y se fomenta el rechazo social a la presencia de extranjeros. Se ha creado un laberinto de mitos y obviedades del que de momento no sabemos cómo salir. El problema con las obviedades es que no motivan a la acción, sólo se están utilizando como instrumentos para la confrontación, inútil y perniciosa, entre partidos y administraciones. 

PUBLICADO en Newsletter España Mejor (Boletín informativo España Mejor)

domingo, 1 de septiembre de 2024

ALGUNAS REFLEXIONES SOBRE EL FENÓMENO MIGRATORIO

 

A lo largo de la historia las personas se han desplazado buscando asentarse allí donde pudieran encontrar unas mejores condiciones de vida. Todo parece indicar que en el siglo XXI los desplazamientos de la población del planeta persiguiendo ese objetivo se van intensificar y van a ocupar el centro de la acción política tanto internacional como interna. Así se viene anunciando desde hace decenio por las ciencias sociales, pero con el fenómeno migratorio se repite una vez más el error de no tomar en consideración los fenómenos demográficos hasta que es demasiado tarde. Y cuando esto ocurre, la urgencia para atender alguno de los efectos más conflictivos impide ir a las raíces del problema, ocuparse de corregir las causas.

 

Existe una especie de “ley de gravitación migratoria” que viene a explicar que la intensidad de los flujos de las corrientes migratorias entre unas regiones y otras es directamente proporcional a la desigualdad existente entre ambas e inversamente proporcional a la distancia que las separa. 

 

Desde el XIX, se han ido haciendo mayores las diferencias en calidad de vida entre los países más y menos desarrollados, (renta per cápita, derechos humanos, derechos sociales básicos, seguridad, control demográfico) y el auge de los medios de transmisión de información hace más evidentes las desigualdades que impulsan las tensiones migratorias de forma casi exponencial. Los países con mayor calidad de vida, son un “potente imán”, un destino irrenunciable.


Complementariamente, en los países con menor calidad de vida existen ineludibles factores de “expulsión” (pobreza, hambre, guerras, inseguridad, sobrepoblación…), que acucian a migrar a quienes tienen mayor capacidad y mayor iniciativa para buscar oportunidades de mejorar sus condiciones de vida o, simplemente, para sobrevivir.  

 

Se han hecho mucho mas fáciles los desplazamientos, menores las distancias funcionales en un mundo global cada vez más intercomunicado (transportes más baratos, rápidos y seguros) y con fronteras mas “permeables” (desorganización, mafias, respeto a los derechos humanos, compromiso de asilo…). El fenómeno migratorio se realimenta, los migrantes ya asentados facilitan nuevos traslados al ejercer como “cabezas de puente” (reagrupamiento familiar, emulación…). Las mafias han convertido los desplazamientos de la migración ilegal en un negocio muy lucrativo 

 

Para los países emisores, los flujos de emigrantes suponen reequilibrio demográfico, pérdida de “capital humano”, salida de capital, recepción de las “remesas” de los emigrados, obtención de ayudas para el desarrollo, para “regular” la emigración y para combatir las mafias. 

 

Para los países receptores, los flujos de inmigrantes aportan “capital humano”, frenan el envejecimiento demográfico, generan diversidad, y exigen medidas para conseguir la integración y evitar el deterioro de la cohesión social corrigiendo las tendencias que se produzcan situaciones de exclusión y segregación socio espacial. La inmigración irregular y descontrolada, propicia situaciones de ilegalidad, exacerba las actitudes xenófobas y enfrenta a los países receptores a un horizonte difícilmente sostenible social y económicamente.

 

Las personas migrantes abandonan su lugar de origen tras sopesar los costes personales que les supone la migración y las mejoras que pueden alcanzar. Hay que partir de la existencia de una gran diversidad de circunstancias personales, pero fundamentalmente la migración supone desarraigo, tiene un coste económico, requiere esfuerzo de adaptación a una cultura y una lengua diferente, y ser potencialmente víctimas de discriminación y comportamientos xenófobos. Todo ello por una necesidad acuciante o una expectativa más o menos real de mejorar las condiciones de vida personal y familiar en un lugar distinto al de su nacimiento.

 

Actualmente, según la Encuesta Continua de Población (INE) los nacidos fuera de España (9,03 millones) representan el 19,1% de la población, mientras que los residentes con nacionalidad extrajera (6,6 millones) son el 14%.  En 2002 la población de no nacidos en España era 2,3 millones y la de extranjeros 1,7 millones.  Del colectivo de extranjeros 2,85 millones están actualmente afiliados a la Seguridad Social lo que representa el 13,5% del total. El fenómeno migratorio ofrece algunas certezas y no pocas incertidumbres. No se deben extrapolar las tendencias migratorias de los últimos 22 años, pero es razonable pensar que España va a mantener su fuerza de atracción para los migrantes de los países de lengua española, por razones de proximidad cultural, y para los países norteafricanos y subsaharianos, por ser la entrada más próxima a Europa. Pero no es posible prever la intensidad de los flujos procedentes de estos países o la aparición de nuevos países emisores. A la persistencia de los factores estructurales (sobrepoblación, pobreza, déficits de calidad de vida, inseguridad, riesgos para la vida, …) en los países de los que proceden actualmente la mayor parte de los nacidos fuera de España, se añadirán presumiblemente otros factores de “expulsión” debidos a crisis económicas, políticas, ambientales, situaciones bélicas… en cualquier otra parte del mundo. Dentro de la incertidumbre, es razonable pensar que en los próximos decenios se intensifiquen las tensiones migratorias por el agravamiento de las desigualdades y las facilidades de la globalización.

 

La ONU a través de la Organización Internacional para las Migraciones (OIM) promueve una migración humana y ordenada para beneficio de todos. En el Informe elaborado para la Agenda 2030 se dice que “La migración es un poderoso impulsor del desarrollo sostenible, para los propios migrantes y para sus comunidades en los países de origen, tránsito y destino.” Pero también afirma que “...si la migración está mal administrada puede tener un impacto negativo en el desarrollo, poner en peligro a los migrantes, someter a tensiones a las comunidades y minimizar los beneficios en materia de desarrollo.”

 

El reto está en regular el proceso respetando los derechos de las personas que tienen que abandonar su lugar de origen por razones de supervivencia o en busca de una oportunidad para conseguir unas mejores condiciones de vida. La comunidad internacional debe ampliar sus esfuerzos en atender las catástrofes humanitarias que suponen los desplazamientos forzados masivos de la población (ACNUR)Los flujos continuos de personas que huyen desesperadamente de la pobreza y de la inseguridad en busca de derechos humanos y de prosperidad, por las circunstancias de grave riesgo para la vida con que se producen frecuentemente, adquieren igualmente el carácter de catástrofe humanitaria. En los países de llegada el deber humanitario de acogida de estas personas choca con la amenaza de unos flujos que de mantenerse superarían la capacidad de los recursos económicos y harían inviable la inclusión social.

 

En el caso de España, como en el conjunto de los países de la UE, la composición por edades de la población, progresivamente envejecida, hace necesaria la incorporación de población joven para mantener el estado de bienestar. En España, dentro del marco establecido en el Pacto de la UE sobre Migración y Asilo el 14 de mayo de 2024, la regulación de los flujos de entrada y la normativa para establecerse en el país (permisos de residencia y trabajo, atención humanitaria…) son competencia estatal. A la vista de los resultados, es evidente que deben replantearse de raíz las políticas y los recursos que se vienen aplicando. Hay que centrarse en la cooperación con los países emisores para combatir el tráfico de personas y la inmigración irregular. Complementariamente se debe fomentar la inmigración reglada, por ejemplo, mediante las contrataciones en origen y apoyando el reagrupamiento familiar. 

 

Son fundamentales las políticas de ayuda a la integración para conseguir una sociedad inclusiva capaz de superar las dificultades de convivencia entre identidades y culturas diferentes, combatiendo el racismo, la discriminación racial y la xenofobia. Es ésta una tarea que compete gestionar a las administraciones autonómicas y municipales, para garantizar a todos los residentes, al margen de su procedencia o nacionalidad, la satisfacción de derechos básicos como la sanidad, la educación, la vivienda. Las situaciones de segregación se trasladan a las sucesivas generaciones, haciendo crónicos los problemas derivados de la no integración.

 

Las inmigraciones internacionales son ya un proceso global con tendencia a intensificarse y acentuarse su desgobierno.  El reto exige conseguir acuerdos a nivel global e interno que, como propone la Agenda 2030, lleven a convertir las migraciones en impulsoras del desarrollo sostenible y del necesario reequilibrio internacional. La actuación es urgente pues, para las regiones de origen y de destino y, especialmente, para las personas migrantes, son catastróficos los efectos provocados por la inmigración descontrolada y la no integración. 

lunes, 20 de mayo de 2024

ALGUNAS BREVES CONSIDERACIONES SOBRE EL “PROBLEMA" DE LA BAJA NATALIDAD

Desde hace algún tiempo proliferan las noticias y opiniones sobre la "extremadamente baja" natalidad de la población española, interpretándose como un "grave problema" que hay que atajar. Podría pensarse que se ha descubierto ahora que la natalidad registra en nuestra sociedad una evolución descendente desde hace ya 50 años y que llevamos decenios batiendo récords de baja fecundidad en Europa y en el mundo.

jueves, 9 de mayo de 2024

LAS PERSONAS MAYORES Y EL ESPACIO URBANO

Participación en un ciclo sobre Vivienda, Ciudad y Territorio, organizado por la Asociación ISEGORIA

 

En la sesión he propuesto algunas reflexiones sobre la interacción existente entre la “población mayor” y un espacio urbano en transformación, los problemas y las oportunidades.  

 

Desde hace medio siglo la dinámica demográfica acelera el proceso de envejecimiento de la población, provocado por dos causas distintas y con efectos diferentes: disminuye la natalidad y aumenta la esperanza de vida. De la segunda se deriva la existencia de un grupo social nuevo, muy numeroso y creciente y que no existía hace cincuenta años: el de las “personas mayores”.

 

El grupo de “personas mayores”, en contra de la homogeneidad que se le supone, presenta una gran heterogeneidad, que se acentúa en la medida en que se amplia como efecto de la prolongación de la vida. Ello invita a reflexionar acerca de la necesidad de revisar los criterios y actitudes sobre el significado de la edad. Los prejuicios con respecto a la edad responden a una actitud antigua y quizás no se le está prestando la atención necesaria. Los términos “edadismo”, “viejismo” hacen referencia a los estereotipos y prejuicios existentes en relación a la edad, que tienen graves consecuencias especialmente para las personas mayores. Las informaciones disponibles y la capacidad de análisis de las nuevas tecnologías permitirían realizar tipologías de personas más precisas y detalladas. La utilización de otros criterios, más allá de la fecha de nacimiento, permitiría unas respuestas normativas mas acorde con la realidad, por ejemplo al establecer la edad de jubilación. 

 

La práctica totalidad de los elementos que condicionan la calidad de vida de las personas mayores tienen carácter local. Hay que centrar la atención en la respuesta que reciben las personas mayores al derecho a una vivienda digna y adecuada y al derecho a la ciudad, que son indisociables. Tal como viene señalando la OMS, “las personas mayores, en particular, requieren entornos de vida facilitadores y de apoyo para compensar los cambios físicos y sociales asociados al envejecimiento”. Hay que facilitar la adecuación de sus viviendas y poner a su disposición los equipamientos y servicios accesibles y adecuados a sus específicas y crecientes necesidades sanitarias y de dependencia. También deberán incrementarse las dotaciones de los equipamientos facilitadores de las relaciones sociales.

 

En muchas de nuestras ciudades predominan los espacios urbanos creados en las décadas de los 50 a los 80 mediante crecimientos muy rápidos, de los que resultan unas estructuras de población con perfiles sociales y de edad muy marcados y parques residenciales de escasa calidad y actualmente deteriorados, con déficit de accesibilidad, de confort térmico, de eficiencia energética… Es necesario un gran esfuerzo de regeneración y adecuación, que no se está haciendo. Al contrario, la falta del necesario control urbanístico, hace que prosperen en las zonas centrales procesos de expulsión de los residentes por gentrificación y turistificación, que afectan especialmente a la población mayor.

 

En España la inmensa mayoría de las personas mayores son propietarias de su vivienda, lo cual es algo muy positivo desde una perspectiva personal y social, pero también presenta algunos inconvenientes. La seguridad que da la propiedad es una ventaja, pero una estructura de propiedad tan atomizada crea rigideces, por ejemplo, para impulsar y facilitar procesos de regeneración de los edificios o de adecuación de la vivienda a los cambios en la composición del hogar y a las necesidades derivadas de la edad. La vivienda en propiedad, como ahorro, ofrece la oportunidad de utilizar ese patrimonio inmobiliario personal para hacer frente a las crecientes necesidades sanitarias y de dependencia, pero hacen falta desarrollos normativos que regulen y favorezcan este tipo de soluciones que permitirían obtener rendimientos vitalicios con la propia vivienda. La legislación sobre la herencia está siendo también un obstáculo para una fluida rotación de los patrimonios familiares, con incidencia en el volumen de viviendas que permanecen vacías. 

sábado, 25 de noviembre de 2023

LA DESPOBLACIÓN Y EL IRRESISTIBLE "EFECTO IMAN” DE LA CIUDADES

 “Los esfuerzos inútiles conducen a la melancolía”, pero a riesgo de sufrir las consecuencias de no atender la advertencia de Ortega y Gasset, recordaré algunas de las cosas que escribí hace casi cincuenta años, cuando estaba elaborando mi tesis doctoral. Sé que no servirá para hacer reflexionar a los “adanistas”, que piensan que no ha habido nada antes de ellos, ni a quienes ahora hacen política, buscando réditos abanderando la causa de las “españas vaciadas”, víctimas de la irresistible atracción de las ciudades. 

 

Me limitaré a recordar y comentar aquí algunos de los párrafos de aquel artículo (Las políticas desconcentradoras y el crecimiento de Madrid).

 

Para los que piensan que estamos ante un fenómeno de ahora que hay que revertir:

 

-        En el Censo de 1887 se decía: "Como ya se hizo notar en el Censo de 1877, nuevamente está confirmada la tendencia de las poblaciones rurales a trasladar su domicilio a los grandes centros."

-        Entre 1900 y 1970 el porcentaje de población que reside en ciudades de más de 100.000 habitantes pasa del 3,4 a 36,8 %.  

 

En los últimos cincuenta años ese porcentaje sólo ha crecido hasta un 39,9%. El éxodo rural, el proceso de despoblamiento de las áreas rurales, se produjo en su inmensa mayor proporción antes de 1970, acentuado por el despegue del desarrollo económico que busca la eficiencia, mediante la concentración de los escasos recursos disponibles entonces en aquellas áreas donde las inversiones serían más rentables. Ese modelo de desarrollo acrecentó los desequilibrios entre las distintas regiones y entre los soportes físicos y las actividades humanas de muchos territorios.

 

Se "descubre" ahora que se “vacían” unos territorios ya prácticamente abandonados hace medio siglo. Saltan ahora las alarmas, pero no porque sean nuevos los casos de pueblos deshabitados o de vastos territorios con densidades que no cubren los umbrales de demanda necesarios para hacer posible el mantenimiento de unos mínimos niveles de calidad de vida. Lo que se descubre ahora son los potenciales réditos políticos de la utilización de un relato victimista. La España vaciada se dice, como si hubiese culpables concretos de tal sustracción. 

 

Hay que recodar que ya en los años 50 había conciencia de las graves consecuencias del proceso de redistribución espacial de la población que se estaba produciendo en España. La primera Ley del Suelo (mayo de 1956) señala en su preámbulo: 

 

"La acción urbanística ha de preceder al fenómeno demográfico… [debe] limitar el crecimiento de las grandes ciudades y vitalizar, en cambio, los núcleos de equilibrado desarrollo”

 

Un año y medio más tarde, noviembre de 1957, se aprobó la Ley de Urgencia Social de Madrid, en la que por primera vez se iban a dictar normas concretas dirigidas a frenar el proceso de concentración, con el inútil empeño de “ponerle puertas al campo”. En su artículo 30 textualmente se decía: 

 

"El Ministerio de la Gobernación y el de la Vivienda dictarán las disposiciones pertinentes para que dentro de lo dispuesto en el Fuero de los Españoles se ordene el acceso a la capital y se condicione el asentamiento definitivo de familias o personas a la previa demostración de poseer medios de vida suficientes, vivienda adecuada, ocupación estable y permanente o la existencia de cualquier causa legítima que justifique su cambio de domicilio." 

 

El nombre de la ley indica que la preocupación principal no era la despoblación del campo, del que los inmigrantes llegaban en oleadas huyendo de la pobreza, sino frenar el explosivo crecimiento de la capital, rodeada de un cinturón de infravivienda donde a principios de los años sesenta malvivía una décima parte de la población (unas 200.000 personas). 

 

Un año después (diciembre de 1958) se ponía en marcha la política de “Núcleos Urbanos de Descongestión de Madrid y demás Comarcas de Inmigración Intensiva". Se trataba de actuar sobre una serie de núcleos urbanos, básicamente creando en ellos suelo residencial e industrial para favorecer la localización de empresas que gozarían además de beneficios fiscales. En este caso se pensaba también en corregir los desequilibrios.

 

“…a fin de atraer hacia ellos [Toledo, Alcázar de San Juan, Aranda de Duero y Guadalajara] un contingente de población que, en otro caso, afluye, naturalmente, hacia el área metropolitana de Madrid. Su intención es la de moderar el intenso crecimiento de la capital …  para iniciar una verdadera colonización de la región y superar la situación actual en la que la gran ciudad se halla rodeada de una amplia región en condiciones de inferioridad económica y que presenta un patente desequilibrio humano, social y territorial"

 

Ninguna de estas actuaciones, ni los sucesivos Planes de Desarrollo, tuvieron éxito en cuanto a la descongestión ni a los reequilibrios. Al margen de los enunciados de los documentos oficiales, hasta los años 70 la verdadera prioridad era salir del subdesarrollo económico y corregir los déficits de vivienda, de infraestructuras y de equipamientos derivados del crecimiento “explosivo” de las grandes ciudades. A su vez, la población que abandonaba el medio rural para incorporarse al desarrollo en las grandes ciudades o en el extranjero era parte necesaria y beneficiaria del proceso de crecimiento económico. 

 

Mediados los años 70 los flujos migratorios se fueron debilitando por el lógico agotamiento de las poblaciones de los territorios que los alimentaban. El despoblamiento que había comenzado más de cien años antes se estaba consumando irreversiblemente. 

 

El “no nacido” IV Plan de Desarrollo (1976-1979) tenía un enfoque centrado en “la vertebración del territorio”. Ya en otra fase del desarrollo, en sus estudios previos, propugnaba una más equilibrada organización del sistema de ciudades en busca del equilibrio territorial, pero con el cambio de Régimen se abandonó la política de planificación que desde el Plan de Estabilización de 1959 había dirigido un desarrollo económico eficaz pero territorialmente desequilibrado.

 

La nueva organización político-administrativa tras la Constitución de 1978 deja las competencias de ordenación del territorio en manos de las Comunidades Autónomas que, salvo algunas excepciones, no la ejercen de forma positiva. Por el contrario, se pone de manifiesto una total falta de coordinación y cooperación interadministrativa, agravada por el predominio de estrategias de competitividad entre territorio y ciudades.  Por ejemplo, las proclamas en favor de la igualdad y la sostenibilidad se contradicen en la práctica por la persistencia de atavismos poblacionistas. Ganar o perder población se ven como claros signos de progreso o declive, lo cual inciden positiva o negativamente en la valoración que los electores hacen de los gobiernos locales. Para muchas ciudades competir en crecimiento demográfico es un objetivo esencial. 

 

Ahora estamos en un periodo de la historia con diferencias fundamentales en lo económico, lo social, lo tecnológico …, pero el conocimiento de su historia es imprescindible tanto para definir como para afrontar los desequilibrios territoriales. En 1967 Pedro Bidagor, responsable absoluto del urbanismo a nivel nacional desde 1940, refiriéndose a la “necesaria” descongestión de Madrid, afirmaba en relación con el escaso éxito de las políticas que:

 

"el mayor obstáculo con el que se tropieza es la natural resistencia de quienes hayan de sufrir una merma en sus ilusiones especulativas, que, como es natural, tratarán de ofrecer soluciones diferentes que, de manera más o menos velada, propugnen por el mantenimiento de la situación actual, conducente al crecimiento en "mancha de aceite", que revaloriza los terrenos circundantes y abre amplio y fácil campo a toda clase de especulaciones sobre el suelo".

 

A pesar de los cambios habidos, permanecen, lógicamente, los criterios que guían las decisiones empresariales a la hora de localizar sus inversiones aprovechando las ventajas de las ciudades. Sin embargo, no tenía justificación entonces ni la tiene ahora la, ya tradicional, falta de coordinación entre administraciones ni la ausencia de actuaciones solidarias para combatir desequilibrios territoriales. 

 

Pretender a estas alturas que revierta el proceso de urbanización de la población, parar su progresiva concentración en las ciudades, puede ser un esfuerzo tan inútil como querer negar la ley de la gravitación universal.


martes, 30 de noviembre de 2004

CARACTERÍSTICAS DEMOGRÁFICAS DE LA COMUNIDAD DE MADRID SEGUN EL CENSO DE 2001

Madrid es la Comunidad con más residentes nacidos fuera de su ámbito. Los que llegan a Madrid lo hacen por trabajo. Los que salen de la Comunidad tienen motivos residenciales. La mayoría de las variaciones residenciales son internas y vinculables a la organización espacial del mercado de la vivienda. Madrid es la Comunidad con las Tasas de Cualificación Básica y de Titulados Universitarios más elevadas. El crecimiento de la población ocupada ha sido cuatro veces más rápido que el de la población total y ha estado especialmente protagonizado por las mujeres. En la Comunidad trabajan 125.000 residentes de otras provincias. En el municipio de Madrid son 500.000 los que vienen a trabajar desde otros municipios. El número de hogares crece 2,5 veces más deprisa que la población. El número de los hogares unipersonales casi se ha duplicado. El tipo de hogar más frecuente es el de 2 miembros.


Informe Publicado por la Consejería de Economía e Innovación Tecnológica
Instituto de Estadística de la Comunidad de Madrid, 2004, 138 p.