Una de las características más
diferenciadoras de la sociedad española con respecto a los principales países
europeos es la alta proporción de propietarios de vivienda. Prácticamente no
existe oferta de vivienda en alquiler y, desde hace muchos decenios, vivienda y
propiedad se han convertido en términos indisociables. Pero no siempre ha sido
así. Hasta mediados del siglo pasado, la mitad de los hogares vivían en
alquiler, pero desde finales de los años 50 el alquiler se fue concibiendo como
una solución precaria.
Se presentan aquí dos textos
correspondientes a discursos del primer Ministro de la Vivienda, el falangista
y arquitecto José Luis de Arrese,
que quizás ayuden a comprender el origen del “todos propietarios de la vivienda”.
El primer párrafo corresponde al “Discurso
ante las Cortes Españolas, presentando el Plan de Urgencia Social de Madrid”, el 6 de noviembre de 1957
..."Dejo a un lado la venta de pisos, aunque hoy
absorbe casi por completo el negocio de la construcción, porque no es una
tercera fórmula, ni siquiera una posible solución al problema de la escasez,
sino un fenómeno surgido precisamente de
la escasez y encaminado a aprovecharse de ella. La venta de pisos solo ha
conseguido imponerse al amparo de unas disposiciones que taponaban la salida de
la iniciativa privada hacia la forma lógica y normal de la renta, y su aparición,
por tanto, denuncia más el defecto de un
sistema que la virtud de otro.”
El ministro critica el predominio de la
venta en la oferta de vivienda privada por la escasa rentabilidad que permite
la normativa sobre alquileres: la “renta limitada”.
Arrese, José Luís de. (1959).
“Política de Vivienda (textos y Discursos)”. Madrid: Talleres Gráficos
“Expres”, p.101
El segundo texto es de dieciocho meses
después, pertenece a un acto con los Agentes de la Propiedad Inmobiliaria y fue
publicado en el ABC. El titular es suficientemente expresivo del cambio de orientación.
“…la vivienda sea del que la vive” ya
que “en ello está el servicio a la causa común de
lograr la armonía de todos en la paz de un hogar fijo y estable”.
Y
añade que hay que
“… considerar superado el sistema de "Renta
Limitada" para alcanzar la etapa ideal de la "Venta Limitada".
Venta para que, a través de ella, se facilite el rápido acceso del hombre a la
propiedad de lo que está más íntimamente ligado a su propia personalidad y a la
existencia de su propia familia. Limitada, para evitar que el apetito
desordenado de alguno malogre este encuentro del hombre con su contorno”
“… no, queremos una España de proletarios, sino una España
de propietarios.”
Quizás estos textos ayudan a entender unos comienzos “ideológicos” que perseguía asegurar la estabilidad social y política
en los años 50, pero después y de una forma progresiva la explicación hay que
buscarla en los intereses económicos que han convertido a la vivienda en un
activo económico de especial importancia para los sectores financiero,
inmobiliario y de la construcción, pero también para las administraciones
públicas y para las economías familiares.
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