En el
suplemento “Su Vivienda” del diario “El Mundo” del 25 de abril de 2014, en un
reportaje firmado por Mª Luisa Navarro titulado “La demografía no amenaza al sector vivienda” se recogen algunos
párrafos de mi respuesta escrita a las preguntas que también por escrito me
había enviado la citada periodista. En la línea que
venimos defendiendo desde este Blog sobre la necesidad de disponer de más y
mejor información sobre los procesos urbanísticos, y muy especialmente en todo
lo relativo a la vivienda, y de denunciar el sesgo que frecuentemente
introducen los medios de comunicación en defensa de la recuperación a ultranza
de la construcción, con falsos argumentos demográficos, transcribo a
continuación algunos de los párrafos de mi respuesta que la periodista no ha
considerado oportuno incorporar en su reportaje o peor aún, ha decidido adaptar
libremente aunque en el periódico aparezcan entrecomillados.
“Para relacionar la dinámica demográfica con la
demanda de vivienda es necesario fijarse en la dinámica de los hogares. El
crecimiento del número de hogares depende del de la población y, sobre todo,
del tamaño medio de los hogares. En España, como en todos los países más
avanzados, se registra desde hace decenios una progresiva reducción de ese
tamaño medio por varios factores confluyentes. Además de tendencias sociales
que elevan el número de personas que deciden vivir solas, el envejecimiento de
la población por la parte alta de la pirámide, efecto del aumento de la
esperanza de vida, hace que haya muchos
más hogares de parejas solas, tras la salida de los hijos, y unipersonales. El
número de hogares seguirá creciendo incluso aunque esté decreciendo la
población, pero como consecuencia de la estructura por edades y del proceso de
envejecimiento va a reducirse también considerablemente el crecimiento del
número de hogares. El aumento del número de hogares es consecuencia de los
flujos de aparición de hogares (nuevos hogares que se crean, en su inmensa
mayor parte por emancipación de los jóvenes) menos los flujos de desaparición
de hogares (básicamente como consecuencia del fallecimiento de una persona
mayor, último miembro de un hogar que se extingue). Como consecuencia de la
dinámica de la población española, cada vez será menor el flujo de nuevos
hogares por emancipación y mayor el flujo de desaparición por extinción.
Hablamos de factores estructurales.Hasta principios de siglo el aumento anual
del número de hogares a nivel nacional era de unos 250.000. De acuerdo con los
Proyecciones de Población a corto plazo, elaboradas por el INE, en los próximos
diez años el aumento medio anual de los hogares difícilmente llegará a los
70.000. Esta cifras sólo podrían verse
incrementadas en el supuesto de una importante recuperación de los flujos
inmigratorios de extranjeros que en los últimos dos años se han vuelto
regresivos, y en todo caso habría de ser matizados pues los nuevos hogares
tendrían características específicas.
Esos datos podrían tomarse como una estimación de las
necesidades de vivienda para alojamiento principal por la dinámica demográfica.
Para aproximarnos a las necesidades de nuevas viviendas habría que tener también
en cuenta el stock de viviendas disponibles y otras demandas, como la de
inversión o la de segunda residencia.Para determinar cuantas viviendas habrá
que construir en los próximos años, sería necesario tener una mejor información
estadística sobre el parque residencial existente y no sería suficiente con
conocer los datos a nivel nacional, ya que las necesidades de vivienda se
manifiestan en los mercados locales: municipios o comarcas. Hay territorios en
los que sobran muchas viviendas (no sería necesario construir más en los
próximos 20 años), mientras que en otros podría haber una oferta insuficiente,
especialmente de ciertos tipos y precios. También sería necesario tipificar los
tipos de viviendas y de hogares cada vez más pequeño y diversos en su composición.
La oferta de vivienda ha de adaptarse a estos cambios sociales. El alquiler es
también por esto una mejor solución para dar repuesta al derecho a una vivienda
digna y adecuada.Los crecientes flujos de desaparición de hogares,
especialmente en las zonas centrales de la ciudades, serán viviendas disponibles para otros
hogares y son un argumento más a favor de que hay que centrarse en la políticas
de rehabilitación y regeneración urbana. Hay que olvidarse del modelo económico
basado en el urbanismo expansivo de grandes desarrollos ( y grandes plusvalías)
en las periferias urbanas y redirigir la actividad inmobiliaria y de la
construcción hacia la regeneración de los espacios urbanos y de las viviendas
ya existentes.
Poco tienen que ver mis opiniones con las conclusiones
que pretenden obtenerse del artículo que a la postre, y como de costumbre, lo
que busca es argumentar que está “garantizada la demanda de nuevas casas”. Las
argumentaciones “demográficas” que en el artículo se atribuyen al Germán Pérez,
presidente de UVE Valoraciones, nos obligan a reclamar una vez más respeto al
análisis demográfico. Efectivamente, la demografía no amenaza al sector
vivienda, la mayor amenaza para todos, como desgraciadamente, ha demostrado la
historia reciente, es la interpretación interesadamente incorrecta de la
dinámica de la población española.
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