sábado, 11 de julio de 2015

Falta rigor en el análisis demográfico para desmontar falacias sobre las viviendas necesarias


En una anterior entrada en este Blog (¿Cuántas viviendas dicen ahora que se necesitan en España?) comentábamos unas declaraciones del presidente de los promotores y constructores inmobiliarios, Gómez-Pintado, en las que afirmaba que “la construcción de unas 150.000 viviendas al año en España serían más que suficientes”.

En este caso tenemos que referirnos a una breve nota publicada en CEPREDE, elaborada por Juan José Méndez, donde “se analiza la evolución, proyecciones y escenarios de la población, los hogares y las viviendas”. 

En la nota de CEPREDE, de cuya existencia he tenido conocimiento a través de Ignacio Aguirre, se recogen una serie de afirmaciones sobre las proyecciones del INE, la dinámica demográfica y la vivienda, cargadas de imprecisiones e inexactitudes:
“Las proyecciones de población elaboradas por el INE (2014 - 2064) adelantan una cierta contención de la población total que tendría su reflejo, entre otras magnitudes, en las necesidades de vivienda, aunque estas proyecciones están sujetas a una alta volatilidad. Las cifras proyectadas a futuro son muy dependientes de los ratios demográficos monitoreados año a año por la entidad oficial y cuya variabilidad en tiempos de grandes cambios generan cambios anuales importantes.”
“Al margen de la reducción de la población, el número de hogares podría aumentar a un ritmo medio anual de unos 145.000 por año debido a la reducción del tamaño medio por hogar.”
“La brecha entre el aumento neto del parque residencial y los nuevos hogares se iría cerrando progresivamente a medida que se vaya absorbiendo el stock acumulado, contribuyendo a aumentar la demanda de viviendas aunque a un ritmo muy moderado.”
“El total de la población se podría reducir en torno a 1 millón de personas en los próximos 15 años. Para el futuro, lo que subyace es el componente de inmigración, la tasa de fertilidad de las mujeres y la esperanza de vida. Por lo que se abren muchos escenarios.”
Entiendo que estamos ante un ejemplo más de trato poco respetuoso con el análisis demográfico por la falta de rigor con que se obtienen y se aplican conclusiones, especialmente a la hora de interpretar los fenómenos y al dimensionar las necesidades de vivienda.

No voy a insistir en contraponer otras estimaciones que, también a partir de las Proyecciones del INE, dan unos incrementos del número de hogares muy por debajo de los que en la nota se anuncia (ver las entradas publicadas en este Blog y relacionadas al final de esta nota). 

Los intereses vinculados a la recuperación de la promoción inmobiliaria y la construcción no podrán seguir indefinidamente ignorando la realidad demográfica. Para quienes estén interesados en un análisis más riguroso de la evolución de las necesidades de vivienda, dedicaré esta entrada a recordar algunas consideraciones básicas [1]

1. Disponer de un alojamiento digno y adecuado es una de las necesidades básicas del ser humano y tener satisfecha esa necesidad es un derecho universalmente reconocido. No hay que confundir este derecho con el de ser propietario de una vivienda.

2. Cada hogar necesita una vivienda. El número de viviendas necesarias para una población puede ser estimado a partir de su dinámica demográfica, más concretamente de la evolución de los hogares. 

3. Necesidad y demanda de vivienda son dos realidades diferentes. Hay necesidad que no puede convertirse en demanda (problema de la vivienda por carencia absoluta o inadecuación por precios, tipos, localización…) y puede haber demanda de vivienda en compra aunque no exista necesidad de alojamiento (segunda residencia, inversión…). 

4. Las necesidades de vivienda han de ser estimadas para ámbitos y momentos determinados en los que poder aplicar políticas de vivienda, planificar desarrollos residenciales o plantear estrategias empresariales. Las estimaciones de necesidades de vivienda para el conjunto nacional están viciadas de origen por partir de un error conceptual básico: los hogares necesitan sus viviendas en ámbitos territoriales concretos; los datos a escala nacional no tienen utilidad práctica. 

5. El crecimiento del número de hogares no significa necesariamente que haga falta construir nuevas viviendas. Habrá que contraponer ese incremento con el stock de viviendas disponibles en el mismo ámbito territorial. 

6. La dinámica de hogares, o cambios que de manera continua se producen en su número y en su composición, es el resultado de una serie de flujos (creación, extinción, transformación…) que hacen que aumente o disminuya su número y que varíen los tipos de hogares existentes (evolución de las formas de convivencia y de las estructuras y tamaños de los hogares). Los flujos de creación están básicamente alimentados por los procesos de emancipación, mientras que los de hogares que desparecen son consecuencia directa del fallecimiento del último miembro de hogares preexistentes. 

7. En el caso de la población Española, la inercia que nos muestra gráficamente la pirámide de edades anuncia, de manera irrefutable, un progresivo debilitamiento de los flujos debidos a la emancipación y un incremento, también creciente, de los flujos de extinción. 

8. No es técnicamente correcto que la reducción del tamaño medio sea la causa del crecimiento del número de hogares por encima del crecimiento de la población en su conjunto. La reducción del tamaño medio del hogar se debe a diferentes causas: prolongación de las fases de nido vacío y de extinción por el aumento de la esperanza de vida; reducción de la fecundidad en los hogares en fase expansiva; aumento de las separaciones y de los hogares monoparentales, o el aumento de las personas que tras la emancipación deciden vivir solas. Sólo los dos últimos fenómenos pueden incidir el aumento del número de hogares. La variación del número de hogares va a depender, sobre todo, de la inercia negativa de la actual pirámide, como ya ha quedado dicho en el punto anterior. 

9. Las migraciones son un muy importante factor de cambio en la dinámica demográfica y pueden incidir de muy distintas formas en la dinámica de hogares, según los flujos de entradas y de salida y los perfiles de los migrantes y sus formas de convivencia. Los flujos migratorios pueden ser eventualmente el factor de cambio demográfico más importante, bien por movimientos locales de carácter residencial, como por las corrientes interregionales o internacionales generadas por motivos laborales. 

10. Los flujos migratorios de hogares generan necesidad de vivienda en el lugar de destino y dejan viviendas libres en el lugar de partida. Los efectos de estos flujos, de máxima relevancia en el cálculo de necesidades, quedan ocultos en los datos a nivel nacional. 
___
[1] Para más información sobre “hogares y formas de convivencia”, puede verse: Vinuesa, J y Puga, D. (2007) Técnicas y ejercicios de demografía. Madrid, Instituto Nacional de Estadística, pp.253-298

Notas publicadas anteriormente en el Blog sobre la estimación de las necesidades de vivienda.



A VUELTAS CON LA VIVIENDA (17 de enero de 2013) 





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