Los cambios en la dinámica económica global, las nuevas tecnologías de información y comunicación, la emergencia climática, una nueva estructura sociodemográfica, la intensificación de las desigualdades … obligan a una redefinición de los espacios urbanos y de su utilización por los ciudadanos. Los inevitables cambios en las formas de movilidad, la reducción del número de vehículos privados, así como la aparición de otros “artilugios” para los desplazamientos individuales, desde la bicicleta al monopatín, exigen un nuevo reparto del viario y otros espacios públicos, especialmente los que ofrezcan comodidad y seguridad a los peatones. El teletrabajo, la generalización del comercio por internet, la opción de presencia virtual en todo tipo de actividades, entre otras oportunidades que ofrecen las nuevas tecnologías, además de reducir las necesidades de desplazamientos, plantean la exigencia de repensar también el uso que se ha estado dando a una gran cantidad de metros cuadrados en diferentes edificaciones. Habrá que afrontar la transformación de un modelo sustentado en el crecimiento urbano por otro basado en la conservación y mejor utilización del patrimonio existente.